
Que Dios de fortuna
Al de toscos hombros y
Que como asno
La cargue el solo
La fortuna toque
En puertas de otro
De mi se aleje y
Siga de largo
Monedas de oro
Que todo creen compra
En mundo perdido
Ciego por el oro
Ayuda, Señor
Al de tosco hombros
El peso de su oro
Le está sepultando
A mi dame pluma
Con tinta de musas
Liviana la mano
Pluma que desliza
Riadas de oro
Convertido en verso
Mi sangre la tinta
Mi cuerpo el tintero
Mi Alma, un Cristo
Mi vida, un calvario
Mi esfuerzo, un Gólgota
La Cruz es el éxito
Corona de espinas
Los versos laceran
La lanza penetra
La sangre libera
Vinagres aplacan
Ansiedades ajenas
Labios resecos
Poeta, Profeta
No desprecio el oro
Versos ya yo tengo
Desprecio el apego
Amo pues los versos
Que Poetas somos
Profetas de otros
Hombres de Sendero
Sendero Maestro
Jesús A Peñaranda Chadid
Caracas, 19/9/1.979
Y Como me contó el Pibe Jaro:
"Asomados a nuestros ojos
los Ángeles mismos soñaron otro cielo"