I
Dijo un sabio hace ya siglos
Tantos, que ya ni recuerdo
Que el Intelecto puro, y
No el pequeño y duro
Era como una guirnalda
En el cuello del Maestro
II
Libros… Se han escrito muchos, y
Muchos ya ni se recuerdan
Unos fueron ya quemados
Por los nazis en la hoguera
Pero otros, gran pecado
Lo fueron por la misma Iglesia, y
Antes, mucho antes, muchos
En la Alejandría aquella
Que al mundo trajo oscuridad
Sumiéndolo en mas atraso y tragedia
III
Los escritos de los Santos
Aquellos que ya adentro vieran
Solo narran de sus luchas y
Sus largas estrategias
Para manifestar al Padre
Señor de todas las Ciencias
Que con una sola Ley
Una Ley cierta y certera
Las supera a todas ellas
IV
Me refiero al Amor
Una verdadera estrella
Que nos alumbra el Alma
Pues solo una chispa es ella, y
Eso se narra en libros
Aunque pocos lo comprendan
No dándose cuenta el Ego
Que el Alma siempre es plena
Aunque de momento esté
Sumergida en tragedia
Producto de una mente
Más loca que cabra suelta
En medio de siete tigres y
Siete hienas hambrientas, o
Lo que es lo mismo, mi primo
Un ¨intelectual¨ de aquellos
Arrojado a un infierno
O sea, una biblioteca llena
Que en vez de aliviar penas
Mas penas le crea en ella
V
Los libros, Querido Primo
Son solo reminiscencias
De lo que el Alma atenta
Va plasmando en el papel
Con tinta de vida plena
Pero solo si es salido
De Almas y Mentes Serenas
Pues la grande mayoría
Son plagiados de aquellas
Tergiversados, diversos
De la verdad verdadera, o
Sea, La Verdad Interna
VI
Que quiere pues que le diga?
Mi biblioteca es vacía
De papeles y de letras
Pues con ellos hice hoguera
Quemando las fantasías
Que en mi mente pusieran
Tantos ¨sabios¨ y hombres ¨cultos¨
Con circunspección ¨sincera¨
Mientras mi Alma moría
De mengua, sin morir ella
(Para mi primo Alberto Chamié-Chadid, Escrito en medio de
libros quemados pero con los ojos llenos de la luz de las estrellas)
Jesús El-Hari Peñaranda Chadid
Playa Parguito, 18/09/2009
República Bolivariana de Venezuela