
I
Me castiga el estado
Por haberte entregado
El fuego que todo ilumina
Aunque todo esté apagado
II
Me ha castigado el
Con su cohorte de diablos
Por haberte dado el fuego
Que te estaba vedado
III
Y en mi defensa promuevo
Que te estabas helando y
El Fuego que yo tenía
Me estaba abrazando
Pues era insoportable
El tenerlo reservado
Sin al Hombre irlo dando
IV
Por castigo me han quitado
La ¨libertad Relativa¨ y
A la roca se me ató
En la más lenta agonía
Aun sabiendo en su corte
Que al Alma no se apresa
Sino solo a la carne
V
De mis entrañas sacó
Hasta el último rastro
Dejándome sin calor
Entre las carnes ya frías
Pero todo fue inútil
Pues tu, Mi Amado Señor
El Fuego ya extendías
En el Corazón del Hombre
VI
Mi misión…
¡Está Cumplida!
Jesús A Peñaranda Chadid
Caracas, 12/1/1980