(Dama siempre muy fina, a veces un poco dura)
I
Doyle mi sentido pésame
Acariciando la pistola
En la sobaquera inmensa
Preparando el velorio
Antes de ir a la escuela
Donde la Maestra de mi nieta
Con su sólida entereza
Aún me habla directo
Con rubor y sin vergüenza
Para decirme lo que debe
Sin llorar por pena ajena
Pues ya le he advertido
Que también yo fui a la escuela y
En la casa me zurraban
Si hacia pasar vergüenza
La crianza que mis Padres
Me dieron, siempre completa
Bajo mirada sagrada
De nuestro Dios y Abuela
II
Que puedo decirle, Primo
Si a los muchachos de hoy
Se les cría con avena
De las siete variedades
Que disponen en las tiendas
Unas tienen chocolate
Otras trocitos de pera
Unas vienen ya con fibra
Para que esa, aún niña
Sea, sin celulitis, estrella
No sabiendo aún ponerse
Ni las pantys ni franelas y
Mucho menos amarrarse
Los zapatos de la escuela
Por lo que el cierre mágico
Se impone, cual promesa
De facilidades, plena
En esta vida que apenas
Están empezando ya, y
Cansados están de ella
Pero nos piden extensión
De la tarjetica aquella
Para comprar regalitos y
A las fiestas ir completas
Pues menos no pueden ser
Que la niñita aquella, que
Por querer ser aún más
Ha llegado a asombrar
Hasta a la bicha aquella
Aquella que llaman muerte
Pues viene y se va sin ella
Terapia de células madre
Le garantizan a ella
Una sobre vida extensa
Como una vampiresa, que
Chupándose a los fetos
Su vida extrae de ellos
Sin aguársele un ojo
Pues los ojos no son de ella
Sino de esas vitrinas
En donde se refleja ella
En los centros comerciales
Templos modernos para ellas
Donde le oran al padre
Dios siempre antropomorfo
Que se amolda a ellas
Pues incomodo es orar
Al Padre de toda vida y
De todas las estrellas
Pues sus reglas tiene claras
Se ora siempre con fe
Pues no responde sin ella.
Jesús A Peñaranda Chadid
7/6/2009
República Bolivariana de Venezuela