Padre nuestro que estás en los cielos, en los mares, en las montañas, en las selvas y en los desiertos, en las mariposas, en los cultivos de Brócolis y cebollas, en los conejos, en las hormiguitas que a veces nos pican cuando nos paramos sobre sus casitas sin darnos cuenta, y algunas veces también sin habernos parado sobre ellas, o cuando invadimos territorios que otorgaste a la diversidad de seres en las que manifiestas tu multicolorida grandeza, munificencia, al igual que al crear al hombre, nosotros, hiciste, coronándonos Rey para cuidarles y servirles y NO para abusarles, esclavizarles, matarles y comerles.
Padre nuestro que te manifiestas en la tierra, sobre ella y bajo ella, así como fuera de ella en el cosmos todo, materia y antimateria en todo veo tu huella, en todo te manifiestas. Permite que incline mi cabeza ante tu trono vital, la vida misma. Permíteme inclinarme ante los otros hombres y servirles pues en sus corazones es donde resides cuando encarnas en esta u otras tierras.
Padre nuestro que estás en los cielos y en el corazón del hombre, tu templo vivo; santificado sea tu nombre y el nombre de todos aquellos en los que te representas a ti mismo; Santificados sean aquellos que intentan oponérsete y te niegan, así como los que persiguen a sus Hnos. tus hijos.
Santificados los que nos hieren, ultrajan, ofenden y roban ya que si ésto sucede es porque Tú lo permites y con eso nos pruebas en nuestro temple, Fe y Devoción. Danos pues fortaleza para que seamos dignos hijos tuyos y rindamos tributo a lo Divino que has plantado en nosotros y…. en ellos.
Danos también fortaleza y carácter para marcar y hacer respetar los límites externos del decoro y la decencia y ayúdanos a mantenernos impolutos esos mismos límites ilimitados, en lo Interno.
Santificadas sean las nubes aunque a veces nos oculten el sol , la lluvia vivificante que ellas presagian, prometen y traen, aunque a muchos dificulte sus labores y quizás el sostenimiento de la vida misma; santificados los días de tibio sol y los días de sol abrasador que a muchos sofoca, siendo quizás esos algunos de los medios de los que te vales para recoger a tus ovejas; santificadas sean las sonrisas de los niños, pero también su llanto ya que muchos lloran por verdadero dolor, otros de miedo, injusticias, abusos y abandonos y otros lloran por pura y simple alegría. Santificados sean pues el llanto y la risa, ambos caras de una misma moneda a la que el Hombre no ha aprendido a ver en su verdadera dimensión y justo valor, todavía.
Santificados los altos y los bajos, los encumbrados y los humildes, los gordos y los flacos, los Hermosos y los menos agraciados. Santificado sea el que sufre y el que goza, pues todos esos hilos están es en tus Divinas manos. Santificados sean pues aquellos que en la bonanza personal (que sin ellos saber, tu eres quien les otorga) comparten y también aquellos que en sus fuertes carencias ansían un mejor reparto, una mayor compasión a sus sufrimientos, implorando así por tu mitigante Misericordia, un mayor equilibrio en una sociedad aún mas justa para todos. Benditos aquellos que teniéndolo todo, aún así, tienen sed de justicia y comparten, sabiéndose afortunados tanto en el recibir y tener como en el dar y compartir.
Venga a nosotros Tú Reino, Su Luz, Su Celestial y Divina Música, Armonía de Armonías, Su Orden, Su Equilibrio y Grandeza desde el más elevado de los Cielos como del más elevado de los Planos, al Reino de la Tierra que por tu voluntad, habitamos. Que la Tierra sea un paraíso y en ella reverdezca externamente aquel primer Edén en donde ríos de néctares Divinos fluían libremente y las Almas se nutrían de Tu Leche, Higos y Miel Espirituales. Danos pues sabiduría para convivir con la Madre Tierra y de sus nutricios pechos extraer vida sin dañarla, sin secarla.
Venga pues a nosotros tu legión de árboles, de plantas alimenticias y medicinales con sus componentes y venenos útiles para nuestros males; sean pues Benditas tus legiones de colibríes y de aves que cantan y que chillan pues alegría hay en esas algarabías y es Tu Nombre, Divino Naam, el que perenne cantan aunque el Hombre, por su alejamiento de si mismo, de natura, no entienda.
Benditas tus camadas de tigres, de camellos, de Dantas, de Tapires, de cachicamos, vicuñas y ovejas que en nuestras montañas nevadas escalan y en nuestros llanos, desiertos y selvas habitan.
Venga a nosotros el Torrente Manso de tu Amor brotando desde las cámaras más recónditas del corazón, manifestándose en las aguas de vida del Espiritualizado Semen, semilla primigenia en la que has ocultado tus secretos y así como la semilla del mango tiene dentro de si al árbol completo así el Semen, agua primigenia, contiene al Hombre completo, hecho a Tu imagen y Semejanza, guardado has, pues, dentro de él, todos tus secretos. Ese es tu Templo Vivo y ante ÉL, reverente, Inclino Humilde y Maravillado mi cabeza.
Hágase Tu Voluntad así en la Tierra como en el Cielo, y que la mente de los hombres la acate, voluntario, subyugando así su propio Ego y su Alma se mantenga Limpia y Pura como el Alma Inocente de los niños. Que el Intelecto no nos ahogue sino que sea un adorno, como la guirnalda en el cuello de un Hombre Santo, mismo que utiliza sus saberes, su correcta comprensión, su entendimiento, para a Ti mismo servir a través de los Hombres sus Hermanos.
Hágase pues tu voluntad en las cárceles, en los manicomios, en las calles llenas de gente plenas de soledad de nuestras urbes, orgullo del "Homo Tecnologicus" que ya a olvidado a Babel y sus desparramados ladrillos de orgullo insano, torre a la que subieron como gigantes pero de las que los hiciste descender como enanos; En pigmeos y remedos de antigua grandeza ellos mismos, por su Ego, se transformaron.
Danos hoy nuestro pan de cada día pero sobre todo danos fuerza, Tu fuerza, para trabajar y producir una riqueza que no sea sólo para acumular y represar, pues ella pesa, sino para no sentir vergüenza viendo como pasan hambre y excesiva necesidad nuestros Hermanos ya que es a través nuestro como Tu mismo les cuidas y das la mano.
Veo en las calles algunos niños, Ángeles humanos, quienes en su pureza y desnudez protegen su excesivamente frió cuerpo con periódicos ya leídos, plenos de noticias viejas y de guerras, genocidios y por frazada a un manto de estrellas le echan mano. Ni el Rey Salomón cubrió su desnudez y sus vergüenzas con tan rico y extraordinario manto pero en este caso de los niños, Oh Señor, ese manto representa la Miseria, el desamparo y no la libre decisión del Rey y del Santo quien renuncia, voluntario, a riquezas y boatos protegiéndose bajo ese tu manto tachonado de estrellas cual diamantes. Otro manto tan rico, deslumbrante, ningún Hombre ha tenido, ni su Reina ni Amantes.
Perdónanos nuestras deudas, nuestras omisiones, nuestras envidias, nuestros rencores y resentimientos.
Líbranos del mal, líbranos de nosotros mismos; líbranos de nuestra estrechez de miras, pero sobre todo líbranos de nuestro Egoísmo y haz en nosotros la Generosidad así como Tu te nos has dado,
Tu mismo.