Sara Ortega de Petro
Tallada en una carne alada oscura y firme
llegó mi hermana Sara desde lejos del mundo
a mis años de asma y juegos de escondidas
a encenderme Con su atávica África iluminándole la piel
y alborotando recia mansedumbre del patio solariego
Llegó con unos inmensos zapatos de charol fucsia
y un traje de colores deslumbrantes
que acentuaban su delgadez de cobre
Esa mujer con la hermosura de una reina de Dahomey
la delicadeza que perfiló mi madre con dulzura
Esa Sara Ortega de Petro la que es hoy mi comadre tres veces
la que cuando muero de soledad o de locura
acude a verme con tazón de sopa y todo su cariño
Aún hoy tengo tanto de ella en mí como de las mariposas
La lluvia y los primerizos mameyes del invierno
Raúl Gómez Jattin